sábado, 8 de enero de 2011

El Tratamiento del Riesgo de Inundación. Mapas de Riesgos.

“En la UE las inundaciones son raramente el resultado del azar. La frecuencia con la que se desbordan una serie de ríos europeos ha aumentado durante los últimos años y han ocasionado
daños considerables a los particulares, y graves problemas a las economías nacionales.

Las grandes crecidas vienen determinadas por distintos factores, cuyo origen es, en gran parte, de carácter más artificial que natural; ( rectificación del curso de los ríos, la ocupación de las zonas de crecida naturales y una explotación de los suelos que incrementa la escorrentía en las cuencas).

La metodología empleada en los planes contra las inundaciones, consiste en delimitar el riesgo, obtener el impacto actual y futuro producido por las inundaciones, y desarrollar un programa de actuaciones para reducirlo a niveles aceptables.

El mapa de riesgos contempla 6 niveles por combinación dos variables, la frecuencia de la inundación y el calado o altura alcanzado por las aguas.

Cruzando el riesgo con los usos actuales se obtiene el impacto actual de las inundaciones. Haciendo lo propio con los usos planificados, se calcula el impacto futuro, y a continuación se diseñan las actuaciones para actuar frente al impacto.

Las medidas previstas son de tres tipos: estructurales, de restauración hidrológico-forestal y en materia de ordenación urbanístico-territorial. Las dos primeras dan lugar al Programa de Actuaciones del Plan; las terceras constituyen su Normativa.

Las actuaciones estructurales tienen un carácter correctivo y están encaminadas a resolver los problemas actuales.
 Las de restauración hidrológico-forestal contribuyen a disminuir el riesgo y aportan unos beneficios añadidos.
Las urbanístico-territoriales son de carácter preventivo y se dirigen a impedir el impacto futuro de las inundaciones.

La singularidad del clima mediterráneo, la morfología de su territorio, o el no haber considerado variables relacionadas con la prevención del riesgo, son alguno de los factores que influyen en los daños producidos por las inundaciones.

Si a ello le unimos el hecho de que en las llanuras ribereñas se concentran las tierras más fértiles para la agricultura, que la proximidad del río facilita el aprovechamiento del agua para el riego y el abastecimiento, que los fondos de valle constituyen el lugar idóneo para la implantación de las principales vías de comunicación, o que las menores pendientes del terreno propician su urbanización y edificación, llegamos a la siguiente y contradictoria conclusión: la mayor concentración de población se produce en la parte
del territorio más afectada por el riesgo de inundación.


 METODOLOGÍA EMPLEADA EN LA REDACCIÓN DE UN PLAN

 Obtención del mapa de riesgos de inundación

La delimitación del riesgo de inundación parte de la definición previa de ciertas
variables que se van a utilizar en la elaboración del mapa de riesgos:
frecuencia, magnitud y riesgo de inundación.

Una inundación es un fenómeno natural, no permanente, durante el cual una parte del
territorio es ocupada temporalmente por las aguas, y el riesgo de inundación trata de
medir la frecuencia y la magnitud con que se produce este fenómeno.

Para la elaboración del mapa de riesgos se utilizan tres intervalos de frecuencia (alta,
periodo de retorno de 0 a 25 años; media, de 25 a 100 y, baja, de 100 a 500 años).
La magnitud de una inundación depende de la cantidad de precipitación, de las
características de la cuenca vertiente y de las condiciones de drenaje.

Las variables de magnitud más importantes en la determinación de la vulnerabilidad del territorio son dos: el nivel o calado máximo alcanzado por las aguas, y la tipología de los bienes afectados por dicho calado.

Está demostrado que para calados inferiores a 0’80 metros, la cuantía de los daños producidos por las inundaciones crece muy lentamente; a partir de ese nivel los daños se disparan, hasta alcanzar alturas de lámina de agua de 1’20 metros en los que se vuelven a estabilizar. Por ello, se han empleado dos intervalos de calado, alto (altura alcanzada por la lámina de agua, mayor 0’80 metros) y bajo (menor de 0’80 metros).
(piénsese en la altura de los muebles, encimeras, etc donde se colocan electrodomésticos de elevado valor, y se comprenderá el valor entre 0,8 y 1,2 m)

En consecuencia, la cartografía de delimitación del riesgo de inundación establecerá 6
niveles de riesgo en función de la combinación de los tres intervalos de frecuencia y los
dos de calado señalados.  El nivel de riesgo 1 se corresponde con frecuencias y calados altos y el nivel 6 con frecuencias y calados bajos; los niveles de riesgo intermedios se deducen del resto de combinaciones posibles entre ambos parámetros.

 Obtención del impacto de las inundaciones

Una vez delimitado el riesgo, se procede a calcular el impacto de las inundaciones, que resulta de la combinación en el espacio de los dos factores principales de los que depende: el riesgo y la vulnerabilidad del territorio; ésta última expresa la relación existente entre los daños producidos por una inundación y su magnitud.

Los daños provocados por una inundación pueden ser directos (fácilmente
cuantificables económicamente), indirectos (difícilmente cuantificables) e intangibles
(no cuantificables).

Son directos los daños sobre propiedades, infraestructuras, contenidos almacenados, así como los costes de intervención (evacuación y suministro), indirectos los ocasionados por la interrupción temporal de servicios públicos en poblaciones no afectadas, paralización de la actividad económica o los costes de incertidumbre.

Los daños intangibles se derivan de la alteración condiciones de vida.

El impacto territorial se calcula como producto del riesgo (frecuencia y magnitud) por la vulnerabilidad (daños producibles y para simplificar el cálculo se maneja una unidad espacial denominada polígono elemental (aquél en el que permanecen constantes todas las variables involucradas). Tras el cálculo se obtiene el valor del impacto actual de las inundaciones en cada polígono elemental expresado en unidades de impacto (adimensionales). Por suma del resultado de los citados polígonos, se puede deducir el impacto por zonas de inundación, por municipios, por provincias o para toda la Comunidad Autónoma.
Por el mismo sistema se construye una tabla de vulnerabilidad para los usos futuros, es
decir, los previstos en el planeamiento municipal. Reiterando el procedimiento de cálculo obtendríamos el impacto futuro de las inundaciones y, con él, un indicador de cómo va a evolucionar la situación actual si se desarrollase todo el suelo previsto.

Actuaciones estructurales

Las actuaciones estructurales tienen un carácter correctivo y están encaminadas a
resolver los problemas actuales. Se trata de obras de defensa frente a las avenidas tales
como encauzamientos, muros y diques, derivaciones de caudales o de mejora del
drenaje.

El alcance de las diferentes actuaciones estructurales se refleja en una ficha en la que consta la siguiente información: denominación y código de la actuación, zona de inundación y municipios a los que afecta, descripción de la medida y del problema resuelto, hojas de la cartografía 1:50.000 en la que aparece, objetivo perseguido, oportunidad, posibles efectos negativos, alternativas, agente encargado, coordinación, prioridad, tiempo estimado y coste aproximado. El conjunto de fichas constituye el Programa de Actuaciones del Plan.



Actuaciones de restauración hidrológico-forestal

Las actuaciones de restauración hidrológico-forestal contribuyen en la disminución del riesgo de inundación, y aportan unos beneficios añadidos en la medida que reducen el riesgo de erosión y contribuyen a la mejora del medio ambiente. Disminuir una unidad de impacto mediante actuaciones estructurales cuesta 38 euros, hacerlo mediante una medida de restauración hidrológico-forestal de prioridad alta sólo alcanza las 9 euros (cifra que dista mucho de una actuación de este tipo de prioridad media, que es
de 324 euros por unidad).

De ahí la importancia de priorizar las actuaciones atendiendo a criterios de rentabilidad de la inversión (las que con menor coste producen una mayor reducción del impacto) para que el plan sea viable. Las actuaciones de restauración hidrológico-forestal se contienen en fichas cuyo formato es muy similar al descrito para las actuaciones estructurales.

Condiciones de uso del suelo y de la edificación

En lo que respecta a las edificaciones e infraestructuras, se establecen condiciones
generales de adecuación en zonas de riesgo, como la obligación de disponer las construcciones en el sentido del flujo desbordado, el forjado de planta baja por encima de la rasante de la calle, la prohibición de usos residenciales, industriales y comerciales (salvo almacenaje) a cota inferior de la rasante del terreno.

Igualmente, se prevén condiciones de uso del suelo junto a los cauces (zonas verdes y espacios libres para proteger los márgenes y mantener los ecosistemas fluviales).



Fuentes:
José María Benlliure Moreno
José María Selva Ros
Fernando Ricart Rodrigo

2 comentarios:

Félix dijo...

Se nos muestra en la entrada una actuación ideal, completa, de prevención ... lo cual es difícil que podamos ver en España.

Pero no haría falta tanto. Bastaría con leer los informes que elaboran, año tras año, los ingenieros de las cuencas hidrográficas, funcionarios todos y bien conocedores de la situación.

Amigo Innópolis, como siempre, disponemos del capital humano, pero no se le escucha.

¿Y los pozos de Ciudad Real? ¡Ahí tienes la prueba de que los informes están y la dejación de funciones, también!

Saludos

Amigo de la Dialéctica dijo...

Un gran post amigo, es una pena que aquí en este país de pandereta no se tomen en serio este tipo de propuestas. Aquí lo que prevalece siempre es la cultura del trinque.

Un abrazote amigo.