miércoles, 16 de junio de 2010

En la Plaza de Mi Pueblo...


Tras una pausa necesaria, por ocupaciones personales y profesionales, quiero dejar una reflexión, sobre la actualidad, hoy ocupada por la reforma laboral. Es sencilla, y todavía, aunque no sabemos por cuanto tiempo, se mantiene lo más preciado e importante en nuestros pueblos: la paz social.

En la plaza de mi pueblo, dijo el amo al jornalero:

con dinero (antes) y sin dinero (ahora),
hago siempre lo que quiero..."

Los que tenemos memoria histórica de 80 años, sabemos que vivimos patas arriba, el mundo al revés, y el reloj anda hacia atrás, volvemos al 1936, estamos ya de hecho en 1936 y 18 de Julio son todos los días:

La guerra inminente vendrá por la desigual lucha entre los que ocupan el poder, con intereses internacionales, o internacionalizados, y la gran masa en harapos que crece como bola de nieve.
Las armas, en cada época, son las que más duelen, antes las bombas, ahora el recorte de derechos y salarios.
Pero siempre vienen de la gran potencia preponderante internacional, ahora difusa y globalizada, y las consecuencias las mismas: hambre, desesperación, derrumbe moral...

Nunca ha habido verdadera democracia en el mundo. Cuando se ha estado cerca de conseguirlo, cuando se está cerca de que la mayoría ciudadana se exprese y puede cambiar y equilibrar las desigualdades, ocurre una gran crisis internacional que pone las cosas en su sitio (1936, 1973, 1974...). Ahora que estábamos cerca, con internet, educación, sanidad, infraestructuras, energía renovable, menos dictaduras militares, que resultan anacrónicas...

Y después de la batalla, los desheredados, los desgraciados, los lisiados físicos y morales, los huérfanos, con su sudor y su sangre, deben trabajar y ayudar a aquellas potencias extranjeras que les acarrearon el hambre y la muerte.

Ahora, como en el 36, la historia se repetirá. Pensad que todavía hay supervivientes de aquello, y las grandes compañías multinacionales que nos cautivaron con los deslumbrantes consumibles del capital, coches, televisores... son las mismas que fabricaron las armas en el 36, con mano de obra esclava, por lo que todavían pagan indemnizaciones a los supervivientes.

la historia se repite, como en la plaza de mi pueblo, pero se equivocaron nuestros abuelos, no nacimos con el puño levantado, sino con los brazos caídos, cansados y aburridos.

saludos amigos, estas historias, tristes historias de España, son el alma de los pueblos, y alimentan también el espíritu de este blog, entre otras cosas, porque su autor es hijo y nieto de estas crisis, con la desgracia de haber nacido con ese defecto de nacimiento que es la conciencia y la memoria histórica, la de verdad, la no oficialista.