En la década de los setenta, en diferentes ciudades del mundo, como Barcelona o Berlín, empezaron a aparecer, de forma masiva, espacios doblados, duplicados, que mimetizan, copian, imitan o simulan a otros espacios, proyectados por nombres destacados del mundo arquitectónico. Escaparates, anuncios luminosos, restaurantes, aeropuertos, paseos marítimos, iglesias convertidas en museos, y más museos, son insuficientes: ahora son barrios enteros que sirven de demarcación para el ocio y la diversión.
Incluso encontramos ciudades enteras convertidas en una versión idealizada de ellas mismas, con unos centros históricos que prácticamente ya no se utilizan para residir.
Las ciudades son escenarios donde los actores protagonistas son visitantes, ya sean sus habitantes o los turistas-fotógrafos que buscan los mejores ángulos para sus fotos, preferentemente los mismos que los de las postales.
Durante el período que va del siglo XVIII a mediados del siglo XX, las ciudades se localizaban y gravitaban alrededor de las materias primas de la producción industrial, en el capitalismo de consumo crecieron como centros de servicios y comercio.
En una de las muchas metamorfosis del sistema, otra materia prima se suma a los atributos citados : el ocio, la diversión, el carnaval, las celebridades (instantáneas o no), actores, cantantes, jugadores de fútbol; en fin, el mundo de la farándula y la cultura del entretenimiento. Esta es la nueva materia prima de las ciudades.
Las Vegas quizá fue el primer artilugio urbano que presentaba estas características.
Félix de Azúa describe el éxito de esa estrategia de simulación de los centros históricos, o incluso de ciudades enteras, cuando habla de Barcelona, y dice que la simulación de su centro histórico, según la imagen (casi siempre más televisiva y cinematográfica que histórica) de la burguesía decimonónica, responde a la nostalgia melancólica de una Edad de Oro que nunca existió. Al pasear por la Barcelona “gentrificada”, nos movemos por el escenario de la última clase social realmente privilegiada, sin tener que soportar las manifestaciones, los atentados y el gangsterismo empresarial. Su espectador ideal es el turista, categoría que incluye al habitante de la ciudad, del que se espera un comportamiento turístico frente a las “novedades” que van inventado las empresas y los municipios.
De la misma manera podríamos hablar del simulacro llamado “fiestas populares”, diseñadas con toda precisión desde los despachos municipales para provocar alegría “espontánea”.
Son ciudades diseñadas para las cámaras y para satisfacer los deseos y las fantasías de esa materia prima que es la ola de turistas. Del encuentro de todos esos deseos, de todos esos puntos de vista, la ciudad se va transformando, produciendo, iluminando, rehabilitando, maquillando, disfrazando, va adoptando símbolos universales de consumo para sobrevivir en el mundo del espectáculo y del entretenimiento. Y la imagen media las relaciones sociales.
Se trata de clasificar cada reconstrucción, recuperar y restaurar , pero solamente aquellas zonas con un mero interés económico, en busca de lo lúdico y del entretenimiento.
El proceso de simulación se puede definir como el ocultamiento y el enmascaramiento de los conflictos sociales y de los problemas prácticos y reales de vivienda que padecen sus habitantes.
Pero no son sólo las ciudades con densidad histórica las que están pasando por ese proceso de simulación y descomposición. En el otro extremo, se encuentran los nuevos condominios cerrados...
(fuente: Elyane Lins Correa)
9 comentarios:
Me leere con detenimiento sus entradas. Ha sido un descubrimiento tu blog. Al menos alguien habla de la vivienda como elemento sobre el que las clases dominantes han sometido a las personas, y aún a día de hoy nadie se ha replanteado nada al respecto.
Alguien que se preocupa para que la vivienda sea funcional o las personas y no al capital.
Un saludo.
Buenos días "machacando...". También ha sido un grato descubrimiento para mí tu blog, que sigo porque me interesa la política de cercanía, su aspecto humano, social. Durante tiempo, pero con insistencia y sin titubeos, unos pocos hemos machacado en hierro frío, anunciando el hinchamiento y la explosión de la burbuja inmobiliaria. Hoy sufrimos sus consecuencias. Hipotecados por el banco, y los gastos insostenibles del urbanismo, energéticos... que merman la economía familiar, y ponen en peligro la cohesión social. Hoy la prensa destaca la morosidad en comunidades de vecinos. Le dedicaré el próximo post, porque es un tema fundamental de atacar en esta crisis.
Saludos amigo, y bienvenido.
Innopolis, pero es que resulta que los que machacábamos en su momento sobre lo que dices éramos sujetos pasivos en la película, con una opinión para no tener en cuenta.
Los que realmente hablaban y eran escuchados eran la banca y los tiburones financieros, los empresarios de la construcción y los políticos con la conciencia en stand by.
Ellos se lo guisaron y ellos se lo comieron, nunca mejor dicho; pero los que pagamos el guiso, los cacharros rotos y la limpieza del local somos todos, y eso es lo que estuvieron obviando durante los años de bonanza.
Por eso yo no me limitaría al ajuste de las variables macroeconómicas, qué va; yo enviaría a una brigada de auditores a los lugares oportunos, y enviaría a los chorizos y corruptos donde se merecen.
Verías como, para la próxima, el miedo guarda la viña.
Abrazos.
Innópolis, ¿por qué nos extrañamos cuando una ciudad nos parece habitable? (¡qué paradoja!) porque tal y como vienes comentando e ilustrando, son otros los intereses que mandan ... y cómo no se puede intervenir en nada, es decir, como en el s. XXI lo que hemos descubierto es la ley de la jungla, pues eso, construimos "la ciudad financiera", "la ciudad del automóvil", pero no somos capaces de construir la "ciudad de los ciudadanos".
Saludos amigo.
Date cuenta Helios que los coches no son coches, son un producto especulativo, como se exponía en el primer post. Cuando se construye un centro comercial a kilómetros de la ciudad, se cuenta con que todo potencial cliente posee un coche, y todo lo demás, carreteras, aparcamientos, etc, se construye en función de ésto. Ahora mismo la única política anticrisis parece ser lo de los planes renove, los enésimos. La democracia, entendida por el poder, no es un hombre, un voto, sino un hombre, un coche. Todo lo demás viene ya sólo, el consumo.
En definitiva, los representantes de los ciudadanos representan a todo, menos a los ciudadanos.
¿A quién escuchan a la hora de adoptar medidas, tanto en materia urbanística como económica, como social?
¿A los ciudadanos a cuyos votos deben su posición o a sus adláteres más próximos, prevaleciendo el nepotismo sobre el interés general?
Abrazos. El miércoles, café, pago yo.
Hola Innopolis:
Estamos en tiempo de la simulación, es normal que con las ciudades también se simule; ya Franco lo hacía, por dónde él pasaba con su coche oficial -si en la zona existía alguna barriada marginal- pues se arreglaba colocando un decorado fabuloso.
Menos mal que cada día vamos siendo más los que queremos desocultar y desenmascarar los conflictos sociales y los problemas prácticos y reales de vivienda que padecen sus habitantes.
Recibe un muy fuerte abrazote amigo.
Amigo ANDRES, no me has dicho como acabastes el dia de Zafra, espero que no se te fuera la mano con las copas, que son muy traicioneras.
Abrazos.
Terminé bien feluky, soy moderado en eso y en casi todo, aunque no lo creas. Ya podéis ir preparando la kedada de la tropa.
Abrazos
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