viernes, 18 de diciembre de 2009

El Envejecimiento y sus Consecuencias en la Seguridad Vial y la Movilidad


Los accidentes peatonales que afectan a los mayores constituyen un importante problema de seguridad vial tanto por su extensión como por su severidad.

En accidentes graves, es más probable que los conductores mayores resulten fallecidos o lesionados que otros, y con más de 75 años de edad muestran una probabilidad tres veces mayor de fallecer que los de 20 años; aquellos de más de 80 presentan una probabilidad seis veces mayor de morir.

Este envejecimiento de las sociedades requiere una cuidadosa planificación, dirigida a atender las necesidades que surjan en sus diferentes desplazamientos y patrones de actividad, para que los mayores disfruten, y disfrutemos, de movilidad y seguridad a lo largo de la vida.
Porque, para los mayores andar es una actividad fundamental no solo para llevar a cabo importantes tareas cotidianas, tales como comprar o acudir al médico, sino también para mantener contactos con su red social (familia, amigos, etc.), al igual que como ejercicio físico para mantener un buen estado de salud.

En los EE.UU. representan el 12,3% de la población residente pero dan cuenta del 22,4 % del total de víctimas mortales registradas entre los peatones.

En Europa, la sobrerrepresentación es aún mayor debido en parte al mayor uso peatonal que hacen los mayores de las vías. Así, los peatones mayores de 64 años daban cuenta del 45% de las víctimas mortales, cuando solo representan aproximadamente el 15% de la población en los países del oeste de Europa.

Esta mayor implicación de los mayores en víctimas mortales peatonales se considera que viene parcialmente explicada por su mayor fragilidad.
Tanto las caídas como los atropellos constituyen un serio problema para los mayores pues, a diferencia de los más jóvenes, tienen como consecuencia lesiones mucho más graves, más invalidantes y, con mayor frecuencia, letales.

El desplazamiento peatonal de los mayores se ve afectado por los distintos tipos de dificultades :

· Aceras estrechas y mal pavimentadas o deterioradas, coches aparcados sobre las aceras, bordillos demasiado altos, grandes aglomeraciones, mobiliario urbano, etc. La falta de luminosidad o las condiciones climatológicas adversas (lluvia, hielo) vienen a sumarse a las anteriores.

· Durante el cruce de la calzada los mayores consideran como principales dificultades la excesiva velocidad de los vehículos y la falta de respeto de la preferencia de paso de los peatones. Los cruces en intersecciones complejas con elevada densidad de tráfico representan una especial dificultad para los peatones mayores, y en los cruces regulados por semáforos, la insuficiente duración de la fase destinada al cruce de peatones es una queja ampliamente extendida entre ellos.

Dejando de lado las dificultades relacionadas con aspectos sensoriales, cognitivos y motores, señalaremos, al menos, algunas de las recomendaciones que desde foros internacionales de expertos se destacan:

· El estándar de un sistema vial y del vehículo basado en las habilidades de una persona joven es impropio de una sociedad en proceso de envejecimiento, y necesita ser adaptado de acuerdo con dicho proceso.

· Se insta a los responsables a apoyar las mejoras en las vías y vehículos para hacerlos más seguros y más fáciles de usar para las personas mayores, ya sea como conductores de automóvil, pasajeros, peatones, usuarios de transporte público, u otros usuarios.
Esto traerá consigo cambios tanto en la infraestructura física (incluso el diseño del vehículo) como en las políticas reguladoras y administrativas, e incluye la promoción del uso de nuevas tecnologías de seguridad para el uso del vehículo por personas mayores.

· El envejecimiento en el entorno habitual se ha recomendado como una estrategia importante en el manejo de la movilidad y seguridad de personas mayores: los gobiernos necesitan mejorar su planificación del uso de infraestructura y servicios, a través de la promoción de servicios y medios, apoyado por servicios de transporte suficientes.
Como parte de esta planificación, deben disponerse medios que animen a las personas de mediana edad y mayores para que residan en áreas que requieran menos dependencia del automóvil y se les permita la movilidad continua cuando ellos envejezcan en su espacio cotidiano. Del mismo modo, debe animarse a los profesionales de la planificación urbana a que reconozcan los requisitos de esta accesibilidad cambiante (y la seguridad relacionada).

· En torno al 2030, un considerable número de conductores mayores sufrirá alguna forma de discapacidad que afecte su habilidad para conducir con aceptable seguridad. Los servicios de transporte que ofrecen alternativas viables al automóvil necesitarán ser más innovadores en su funcionamiento que las opciones presentes y esto debe reflejarse en un rango de servicios más extenso.

· Existe la necesidad de establecer que los conductores mayores, no representan un riesgo más alto que otros usuarios.

· Promover la utilización de transporte público para todos los grupos de edad, por razones de seguridad en general, como por representar una estrategia que permite un desarrollo mayor de servicios adicionales y rutas.

· Controlar los cambios en la salud y el bienestar de las personas mayores para proporcionar unas soluciones adaptadas a los requisitos que necesitan la seguridad y la movilidad .
Fuente: Estudios del profesor Valentín Centeno.

3 comentarios:

rasputín dijo...

El problema no está en los mayores, sino en el medio en el que se desenvuelven, y esto es la pescadilla que se muerde la cola.
Si hubiera una verdadera concienciación de la ciudadanía, todo sería más fácil para nuestros mayores; si se respetaran los límites de velocidad en vía urbana, si se dispusieran medidas en infraestructuras y de educación vial para que los pasos de peatones sean eso y sus resultados los esperados, si hubiera una verdadera educación al volante y en las autoescuelas enseñaran a respetar a las personas antes que a las señales de tráfico, entonces sería otra realidad muy distinta a la que tenemos.
En esta materia, la educación vial, Innopolis, desgraciadamente también estamos en los últimos lugares dentro de los países de nuestro entorno, y no será por no asignarse suficiente dinero público para mejorar en ello.
Abrazos.

innopolis dijo...

Rasputín, se conduce como se vive. Las medidas que funcionan, según se ha demostrado, son las que consisten en sancionar, acabar con la sensación de impunidad al volante. La calle, efectivamente, ha cambiado, y la suma de errores de los usuarios, da lugar a accidentes, pero se pueden evitar en gran medida, si la administración se esfuerza en mejorar la concepción y el diseño, por ejemplo con isletas centrales de seguridad, prohibiendo el aparcar, y con eficacia en su funcionamiento, que las multas se cobren en un plazo breve, etc.
Saludos

Amigo de la Dialéctica dijo...

Hola amigo Innopolis:

Muy buen post. Muy bien trabajado.

Por mi parte te propongo otro remedio que subía el otro día al Crónicas de la Lusitania.-

La ciencia, cada vez más cerca de descifrar los secretos de la 'eterna juventud' celular .

Recibe un abrazote amigo.